Un día como hoy (15/08/21), pero hace 50 años, el entonces presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon, decretaba el fin del cambio fijo de divisas que establecía que una onza de oro era equivalente a 35 dólares norteamericanos.
Hay que entender que, hasta eses momento, el dólar era la divisa más importante a nivel mundial. Esto fue posible gracias al acuerdo de Bretton Woods firmado a fines de la segunda guerra mundial en una localidad de New Hampshire que lleva ese nombre. En el mismo y gracias a la ventaja económica en la que EEUU había quedado con respecto a sus aliados, se establecía al dólar como moneda de referencia mundial, haciendo que este país fuese efectivamente el banquero del mundo.
El problema surge cuando, a principio de la década del ’70 y con la guerra de Vietnam (1955-1975) ya llegando a sus 15 años de desarrollo, EEUU se encentra con una base monetaria mucho mayor que sus reservas de oro. En otras palabras, el oro en poder del estado no alcanzaba para respaldar la cantidad de dólares circulantes. Si bien dicho desfasaje fue multifactorial, su causa principal fue la emisión desmedida de deuda para financiar el conflicto bélico que se estaba llevando a cabo.
El desenlace de esta serie de eventos se dio el 15 de agosto de 1971, cuando Richard Nixon pronuncia en su discurso las infames palabras:
“I have directed Secretary Connally to suspend temporarily the convertibility of the American dollar into gold or other reserve assets, except in amounts and conditions determined to be in the interest of monetary stability and in the best interests of the United States”
Traducido al español: He ordenado al Secretario Connally que suspenda temporalmente la convertibilidad del dólar estadounidense en oro u otros activos de reserva, excepto en los montos y condiciones que se determinen en interés de la estabilidad monetaria y en el mejor interés de los Estados Unidos).
A partir de ese momento el dólar dejaría de estar respaldado por oro y pasaría, en cambio, a tener un valor representativo de la confianza en el gobierno de los Estados Unidos. Lo peor de todo es que eso permitía al estado emitir la divisa sin ningún tipo de respaldo.
Nacía de esta manera la emisión descontrolada, condenando al mundo a sucesivas crisis financieras que, aún hoy, estamos sufriendo.
Rodrigo Díaz Perera